El Bebe de Rosemary’s, el HORROR que CAMBIÓ para SIEMPRE el CINE de TERROR

«El Bebé de Rosemary» (1968), dirigida por Roman Polanski, es un thriller psicológico icónico del cine de terror. La historia sigue a Rosemary y Guy Woodhouse, una joven pareja que se muda a un edificio de apartamentos en Nueva York. Pronto, Rosemary queda embarazada y comienzan a surgir eventos extraños y sospechosos en su vida. A medida que avanza el embarazo, Rosemary se convence de que algo siniestro está sucediendo con su bebé y que sus vecinos, especialmente los Castevet, están involucrados en una conspiración demoníaca.

“El Bebe de Rosemary’s” sigue siendo una de las obras más terroríficas de la historia del cine por ubicar el miedo en un contexto cotidiano y familiar en el que todos nos podemos reconocer.

Polanski sabía que el horror es mejor que lo añada la mente del espectador, y que sus posibilidades más oscuras nacen de lo cotidiano, no de lo extraordinario. Desde su estreno, “El Bebe de Rosemary’s”, sigue coronándose como un clásico de horror indispensable.

1968 | Rosemary’s Baby | Roman Polanski | Paramount Pictures

No sólo por su inquietante atmósfera o por la excelencia de su director, para transformar lo cotidiano en una pesadilla, sino por obviar los recursos a los que estamos habituados hoy dentro del género: litros de sangre, asesinos en serie, criaturas sobrenaturales grotescas que asechan en cada rincón o laberintos de tortura en que un grupo de desafortunados tiene que escapar.

Los elementos religiosos son una parte importante de la película, puesto que la secta adora a Satán y creen fervientemente que el hijo de Rosemary es el Anticristo. Durante toda la película, la joven es tratada sumisamente, como a una niña. Terminará sus días vistiendo de color blanco y celeste-colores que representan humildad y pureza, y que son asociados con la Virgen María, completando la subversión de la Natividad-, cuidando al recién nacido del demonio.

La escena final de entrar a un cuarto y ver a todos conversando tras una cuna negra pudiera haber sido en la realidad un velorio; el funeral del niño, pero en el estado mental de esta madre, y presa de sus delirios y alucinaciones, quizá se refugiaba con la idea de estar aún con su hijo-vivo-muerto.

En todo caso “El Bebe de Rosemary’s”, no ha perdido ninguna de sus virtudes y ha dejado en los ojos de muchos amantes de este género el rostro espantado de la muchacha cuando contempla por primera vez a su hijo.

Una imagen que se niega al espectador porque como dijo su director Román Polanski: ‘‘mostrar al niño habría sido un gran error”. Interesante decisión, es el no mostrar el rostro del pequeño permitiendo así que cada espectador represente –según sus propios miedos y contenidos mentales- la imagen más inquietante.

El PELADO Investiga

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