
El PRÍNCIPE de las TINIEBLAS: ¿La PELÍCULA más SUBESTIMADA de JOHN CARPENTER?
«El Príncipe de las Tinieblas», una joya del cine de terror dirigida por John Carpenter en 1987, es el centro de nuestro análisis. Esta película combina ciencia y religión en una trama envolvente donde un grupo de científicos lucha contra una antigua fuerza demoníaca. Exploraremos los elementos únicos que hacen que esta película sea aterradora y memorable, desde su atmósfera escalofriante hasta su impresionante uso de efectos especiales.
Desde su estreno, “El Príncipe de las Tinieblas” ha sido una de los films más infravaloradas de John Carpenter, cuando no de las más destrozadas por crítica y público, algo que no me parece del todo justo. No voy a defenderla, ni mucho menos, como una de sus mejores películas, porque no lo es.
La trama es muy simple, un sacerdote sin nombre, temiendo lo peor, averigua el secreto que esconde ese cofre: que ese religioso muerto era el guardián de una cripta en la que se esconde un cilindro que contiene una materia que podría ser el mal absoluto y aquí comienza la historia… Esto es más o menos el argumento.
Una vez más, un grupo reducido de personas atrapada en el interior del edificio, con una misión que puede evitar la destrucción del mundo, rodeados de una amenaza terrible y que poco a poco van sucumbiendo a aquello contra lo que luchan.
Pero mucho más notable es el sueño que todos los personajes comienzan a compartir, una de las imágenes más hipnóticas de la película: filmada cámara en mano, y en formato vídeo, la aparición en la puerta de la iglesia de una enorme figura negra que quizá sea el Príncipe de las Tinieblas, mientras una voz dice ‘‘esto no es un sueño‘‘.
También me parece fascinante, casi surrealista, todo lo relativo al espejo por el que Satán intenta acceder a este mundo, cuyo interior, la otra dimensión, es como un contenedor de agua. Espejo que será el protagonista del bestial clímax final, que estoy seguro se le quedará grabado en la retina a más de uno.
El asunto se complica sobremanera a la hora de representar a Satanás, el máximo exponente del mal, la esencia última del lado oscuro, y el reto parece insuperable cuando se trata de dar forma al Maligno como concepto universal y omnipresente. John Carpenter toma el desafío de buscar una explicación científica a la existencia del Mal, y triunfa en el intento gracias a la originalidad de su planteamiento.
En “El Príncipe de las Tinieblas”, Carpenter propone una alianza entre religión y ciencia, habitualmente enemigos irreconciliables, para tratar de dar explicación a los sucesos sobrenaturales que acontecen en la trama. Esta unión de ciencia y religión es uno de los elementos más estimulantes de la cinta. Gracias a la conjunción de ambas se llega a entender qué es exactamente Satanás, y especialmente El Mal, ser presente en cada átomo del universo, a partir de la teoría de la materia y la antimateria.
Algo que de lo que puede estar orgullosa la película, y digno de destacar, es la atmósfera que tiene. A medida que ese “Mal” está adueñándose de los personajes y está a punto de despertar, la sensación de peligro aumentará, y la atmósfera se va haciendo más inquietante, enrarecida, terrorífica, y pesimista.
Ya lo sabemos, y por eso consideramos a esta joya como uno de los hitos más importantes del género y es por eso que humildemente desde este top la reivindico.
El PELADO Investiga