Al DIABLO con el DIABLO: un VIAJE de DESEOS y MALAS DECISIONES
La narrativa de la película en esencia, es bastante simple, ya que se trata de una moderna interpretación de la historia de Fausto. No es un film que busque grandes pretensiones, pero sabe sacar partido al carisma de sus protagonistas. Aunque ninguno de estos personajes tiene una profundidad especialmente marcada, la historia no requiere un mayor desarrollo en este aspecto.
No soy un gran amante de las comedias que entremezclan el género sobrenatural y que se relacionan con la figura de Lucifer. Sin embargo, debo admitir que este tiene su encanto único.
Lo curioso es que esta cinta es en realidad un remake de un largometraje británico del mismo título que se lanzó en 1967. Aunque del film del que hablamos hoy se presenta como un remake, en realidad se siente más como una reinterpretación de la misma idea, con pocos elementos en común con su predecesora.
La trama nos cuenta que el corazón de Elliot late por Alison, una atractiva joven que trabaja en la misma empresa que él, pero a quien nunca se ha atrevido a acercarse. Tras un incómodo intento de charlar con ella en un bar, Elliot expresa en voz alta su deseo de tenerla en su vida, lo que provoca la aparición del demonio, que toma la seductora forma de una mujer.
El Diablo convence a Elliot de que realmente es la Princesa de las Tinieblas y le ofrece cumplir todos sus sueños a través de siete deseos a cambio de su alma inmortal. Sin embargo, confiar en el amo y señor del inframundo resulta ser un error, ya que ella se dedica a sabotear cada uno de sus deseos aprovechando la falta de detalles específicos en su formulación.
La narrativa de la película en esencia, es bastante simple, ya que se trata de una moderna interpretación de la historia de Fausto. No es un film que busque grandes pretensiones, pero sabe sacar partido al carisma de sus protagonistas. Aunque ninguno de estos personajes tiene una profundidad especialmente marcada, la historia no requiere un mayor desarrollo en este aspecto.
Elizabeth Hurley, la actriz británica que da vida al Diablo, desempeña un papel crucial en el éxito de la película. Agrega una capa adicional de complejidad al filme, evitando que se sienta como una simple colección de sketches de comedia sin una conexión real entre ellos. Su presencia en la pantalla proporciona el marco perfecto para las camaleónicas y divertidas transformaciones que experimenta el personaje de Brendan Fraser, Elliot, a lo largo de la trama.
En resumen, esta comedia romántica sobrenatural puede no ser la favorita de todos, especialmente para aquellos que no son aficionados al género. Es una película que demuestra que a veces, incluso cuando pactas con el demonio, el amor verdadero puede encontrar su camino.
El PELADO Investiga