
😱 Esto me paso REZANDO 🙏
Sumérgete en un viaje fascinante hacia el mundo místico y sobrenatural de la oración. Descubre en este podcast lleno de experiencias inexplicables y paranormales que desafían toda lógica.
Hace muchos años atrás tuve una experiencia “paranormal” si así quieres llamarle. Quizás para vos que lo estas escuchando por primera vez y creerás que estoy exagerando, o porque no “inventando”, pero lamento decirte que no es ninguna de esas dos cosas que estas pensando.
No me considero una persona devota ni estar todo el día rezando o yendo al templo a orar a la divinidad. Estimo que mi fe es firme, aunque como todo ser humano, tengo mis caídas, pero esa fe, hace que me levante y siga avanzando.
Un día por la tarde, mediando casi el atardecer, yendo por una de las tantas calles de la ciudad, me cruzo con una imagen de la Virgen María entronizada en una pequeña plazoleta, sin pensarlo, sentí como la necesidad de detenerme un momento del trajín diario y el estar corriendo de una lado hacia otro, y frente a la imagen decidí hacer el Ángelus, esa oración mariana que se reza tres veces al día, al amanecer, al mediodía y al atardecer como una manera de consagrar el día a Dios y a la Madre de Jesús.
Hasta aquí estaba todo bien, solo me llevaría unos minutos, y a mi alrededor había personas apuradas, preocupadas por sus tareas y sumergidas en sus obligaciones. Nada fuera de lo normal… si recuerdo bien a una madre con un niño sentado en un banco de plaza comiendo un helado, en la esquina un semáforo mantenía detenidos a 3 o 4 autos esperando que la luz cambiara para avanzar, y un poco más adelante, un camión estaba realizando una mudanza en un edificio de departamentos, un día cualquiera, un día normal…
No me gusta, en lo personal, estar fanfarroneando o hacer de mi fe un fantoche, ser un fariseo, como en tiempos del Maestro, para que todos vieran lo piadoso que soy. Sin llamar mucho la atención, me persigné, tomándome el tiempo para hacerlo, y de inmediato cerré mis ojos y comencé mentalmente a realizar la oración.
A pesar del ruido del ambiente, bocinas de los autos, el murmullo o balbuceo de las personas hablando, todo ese sonido que se amplia, cuando, en este caso cerramos nuestros ojos, el sentido del oído se amplifica, es cómo si subiera el volumen a tope… para muchos le es imposible entablar o balbucear una oración en ese entorno, tengo la suerte de haber entrenado bien para que eso no me suceda, he rezado el rosario diariamente escuchando música en mis oídos para lograr una mayor concentración y fortalecer mi mente para no distraerme ante cualquier sonido o pensamiento que me aleje de ese momento de intimidad con la divinidad.
Dejándome llevar por la oración, en un parpadeo de mis ojos, noto algo extraño, los vuelvo a cerrar, sigo sumergido en la plegaría, y en otro parpadeo, ya lo extraño se me hace preocupación. Cierro mis puños con fuerza, la calidez que sentía de la luz solar que me daba de frente, se me hace gélida, una ventisca helada me rodea, tengo una sensación de escalofrío. En uno segundos que abro en totalidad mis ojos, lo que contemplo, no era lo que había visto segundos atrás.
Estaba en la misma plazoleta, pero todo era gris, pálido, sin vida…muerto. La imagen de la Virgen esta sucia, corroída, con partes faltantes… cierro mis ojos nuevamente y al abrirlos todo sigue igual, al girar mi cabeza la madre con el niño, me están mirando fijamente, al pequeño, el helado le chorrea entre los dedos, a pesar del frío intenso que se percibe en el aire… pero lo que más me perturbo fueron los conductores de los autos, que miraban en mi dirección, y las dos personas que estaban haciendo la mudanza, lo hacían también, todos mirándome, con sus ojos clavados en mi persona, sus miradas vacías, vidriosas sin vida… cerré mis ojos e intensifique mis rezos, el frio era mayor, podía sentir y realmente fue así, no les miento, cómo si alguien o algo estuviese cerca de mí… hasta que involuntariamente en voz alta dije:
“Combate, Señor, a los que me atacan, pelea contra los que me hacen la guerra”
Y en segundos la sensación cambio… sentí el calor del sol en mi rostro, el sonido de la vida a mi alrededor, los autos andando, balbuceo de personas, algunas sonrisas, un celular sonando… termino la oración del Ángelus, abro mis ojos, realmente les confieso con temor, pero todo estaba ahí como debía ser…
Mucho tiempo después, sueño con que estoy abriendo un libro y me detengo en un capítulo con el número 35, y el numeral 1. Me despierto, tomo nota en un pequeño anotador que tengo en mi cómoda al lado de mi cama y al otro día busco en un libro lo que soñé ya que tenía una pequeña idea de donde provenía… y con asombro leo que esa pequeña jaculatoria que increpe en voz alta corresponde al Salmo 35, versículo 1 y ese libro es… la Biblia.
Hasta el día de hoy nunca supe que paso, muchas personas me dieron diferentes respuestas, opiniones y hasta posibles afirmaciones de que todo lo que sucedió fue creado… por mi mente, que nunca paso.
¿Y tú que estas escuchando esto? ¿Qué piensas que sucedió? ¿Fue todo una jugada de mi mente? O realmente paso…
El PELADO Investiga
Podcast | Episodio 1