#5 🎥 El CINE y la CARRERA ARMAMENTÍSTICA la PROPAGANDA y la CRÍTICA SOCIAL en las películas de la época

El cine es y ha sido siempre -como el resto de artes y formas de expresión- un espejo donde los seres humanos reflejamos nuestras inquietudes y nuestras esperanzas, nuestros temores y nuestros deseos. Hay algunas películas que nos muestran de forma bastante verosímil las consecuencias de un holocausto nuclear, siempre limitadas por el nivel de conocimientos de la época en que se realizó cada una de ellas.

El miedo a la hecatombe nuclear está presente en la ficción cinematográfica desde que, el 6 y el 9 de agosto de 1945, el ejército de Estados Unidos lanzó desde el cielo sendas bombas atómicas sobre Hiroshima y Nagasaki. Ante la amenaza real de la destrucción total de la Tierra, el cine, siempre atento a los temores e inquietudes sociales, ha sabido acercarse desde múltiples perspectivas a la posibilidad de una Tercera Guerra Mundial y, por tanto, el apocalipsis.

Esto no es un simulacro
1962 | This Is Not a Test | Fredric Gadette | GPA Productions
Producida en el apogeo de la Guerra Fría, la película fue una de varias producciones de finales de la década de 1950 y principios de la de 1960 basadas en la premisa del estallido de una guerra nuclear. Un tema que, pese a haber sido explotado con anterioridad de forma similar por otros títulos, en esta ocasión adquiere ciertos visos novedosos. Mientras que films como “Los Últimos Cinco”, “La Hora Final” o “El Mundo, La Carne y El Diablo” narraban el comportamiento de un reducido plantel de personas una vez acaecido el holocausto, Esto no es un simulacro lo hace en los momentos previos a que el desastre ocurra. Sé centra en las reacciones e interacciones de un grupo de desconocidos que deberán hacer frente común para tratar de sobrevivir a una situación límite de tintes apocalípticos tras la que nada volverá a ser lo mismo.

Desde un primer momento y de una forma un tanto casual, tantos los personajes y el público, tienen conocimiento de la amenaza que se cierne sobre sus cabezas. Planteada la situación se da paso a los roces y enfrentamientos entre los diferentes personajes, los cuales, curiosamente, también están centrados en dilucidar cuál es el lugar más seguro donde poder estar a salvo de la catástrofe. Por último, la parte final acaba por precipitar los acontecimientos hasta desembocar en un desenlace de una tremenda carga irónica y pesimista, no exenta de cierto sentido nihilista pese a que, esta vez, se deje una puerta entreabierta a la esperanza.

Otros puntos en común que podemos establecer entre, Esto no es un simulacro y las películas mencionadas anteriormente, estriban en el fatalismo que desprenden sus respectivos relatos, las escasas localizaciones empleadas, la inclusión de un narrador externo como medio para acrecentar la tensión y sensación de peligro en la que se encuentran los personajes, o el propio diseño de estos mismos.

Dentro del contexto en el que se mueve la historia, también aquí el protagonismo recae en un antipático y autárquico personaje que no dudará en emplear los medios necesarios para mantener el orden dentro del caos e imponer su voluntad en cuanto a lo que él considera que es lo mejor para la supervivencia del grupo.

En esta ocasión, dicho rol es encarnado por un policía de carretera, elección esta que es utilizada por los responsables del film para cuestionar, entre otros conceptos, el principio de autoridad. Y es que en medio del proceso de progresiva desestructuración de la sociedad en la que se ubica su trama, este policía acabará por convertirse en un dictador tan paranoico y peligroso como el demente asesino al que persigue.

El Muelle
1962 | La Jetée | Chris Marker | Argos Films
Es un mediometraje francés de apenas 28 minutos, un prodigio de montaje a partir de fotografías fijas. La película plantea la necesidad de enviar a un hombre a través del tiempo con el fin de salvar a la humanidad de las consecuencias de una Tercera Guerra Mundial.

El Muelle, un mediometraje experimental repleto de algunas de las imágenes más cautivadoras de la historia del cine y que no necesita del movimiento para contarnos su relato. Es tal la fuerza de su expresión visual, que logra que nosotros mismos llenemos los espacios de los fotogramas faltantes y en nuestra memoria logremos recordarla hasta con el movimiento del que carece.

No son fotos fijas unidas, hay todo un trabajo de narrativa, de composición visual y musical, de enfoque, de elección de ángulos y encuadres de la imagen, que las llenan de ritmo dramático y sentido estético, son cine, aunque no se muevan. Lo más curioso es que con este recurso, el director ha desnudado las estructuras básicas del cine, mostrando la esencia básica del medio.

Honrando la sencillez, su director ha construido una historia de ciencia ficción con elementos mínimos, llenando con creatividad las carencias técnicas y narrativas que el mismo se impuso al diseñar esta especie de estática fotonovela. La elección de las fotografías en blanco y negro que componen la película fue realizada con la intención para que se asemejaran a la foto documentación de tiempos de guerra, donde es más lo que evocan que lo que muestran.

SU INFLUENCIA EN EL GÉNERO DE PELÍCULAS SOBRE VIAJES EN EL TIEMPO

El Muelle será un referente obligado para las futuras películas de ciencia ficción y viajes en el tiempo. El director Terry Gilliam adaptaría esta historia para dar origen a su película, la remake, “Doce Monos” estrenada en el año 1995. Luego otro director, Rian Johnson plantea un guion diferente al sugerir la simultaneidad del tiempo en su película “Looper” del año 2012, esto es, el personaje del futuro se encuentra con su homólogo enviado al pasado (ambos conviven en un mismo plano), pero su versión futura experimenta unas emociones mezcla de pasado y de futuro, por lo que la realidad ahora es realmente compleja. En las dos primeras (El Muelle y Doce Monos) los personajes buscan refugio en el pasado, y la memoria persigue equilibrarse a partir del recuerdo. En Looper, en cambio, se busca refugio en el futuro debido a que el pasado se presenta borroso.

Otra variante temporal es la que plantea otro director, Denis Villeneuve en “La Llegada” del año 2016, donde la protagonista, la doctora Louise Banks accede a un lenguaje alienígena que permite a su mente interpretar el pasado, presente y futuro al mismo tiempo, esto implica el acceso a una cuarta dimensión (el tiempo) muy diferente a la percepción común de los seres humanos.

En resumen, a partir del viaje en el tiempo visionado en El Muelle es posible generar otras interpretaciones de las implicancias mentales que dichos viajes imponen a la toma de decisiones. Es en síntesis una joya pequeña, pero perfecta desde todos los ángulos.

Dr. Strangelove: o cómo aprendí a dejar de preocuparme y amar la bomba
1964 | Dr. Strangelove: or How I Learned To Stop Worrying and Love the Bomb | Stanley Kubrick | Columbia Pictures, Hawk Films
De entrada, clasificar la película en un género determinado ya plantea un serio dilema ¿Es una película bélica? Sí, sin lugar a dudas. ¿Tiene elementos de thriller? También. ¿Suspenso? Hasta el último minuto ¿Puede calificarse de drama? Sería un poco forzado, pero trata sobre un apocalipsis nuclear, así que no es para tomársela a risa. Pero cuando uno ve la película, el veredicto es claro: es una comedia negra o una sátira sensacional, lo que ustedes prefieran.

Cuenta con excelentes actores de reparto, entre ellos George C. Scott y sobre todo, la participación del genio entre los genios, del más grande entre los grandes: Peter Sellers, donde en esta película interpreta magistralmente hasta tres personajes distintos (Dr. Strangelove, asesor (ex nazi) del presidente; Capitán de aviación de la Royal Air Force, Lionel Mandrake; Presidente de los Estados Unidos, Merkin Muffley).

Aquellos de ustedes que todavía no lo conozcan, no se lo pierdan bajo ningún concepto. Aún así, hay gente que sostiene que esta película es la obra más pesimista de Kubrick. Y no les falta razón. Pero la contrarréplica no es nada desdeñable: es la única ocasión en toda su filmografía en que su director nos hace reír, y de qué manera.

A raíz de su estreno se produjo un hecho que llama poderosamente la atención: Kubrick describió con tanta maestría los protocolos de ataque y defensa nuclear que tanto la Unión Soviética como los Estados Unidos se vieron obligados a revisarlos y modificarlos. Por primera vez alguien dejó patente que cualquier loco podía desencadenar el Apocalipsis con un simple imprevisto.

El tema de la Guerra Fría fue una pesadilla constante en la mente de los norteamericanos hasta la caída del muro de Berlín. Pensemos que a mitad de los sesenta, aún las aguas se encontraban turbias por la crisis de los misiles cubanos de Octubre de 1962; que es el auge de la “familia nuclear”, donde todos los hogares estadounidenses poseían refugios atómicos.

La ciencia ficción se nutrió con abundancia de estos temores, desde el bizarro Godzilla hasta obras más serias como La Hora Final o Punto Límite, film este último que toca el mismo tema de la película en cuestión desde una óptica dramática. Comentario aparte, es interesante observar que la dualidad de “Punto Límite y Dr. Strangelove…” es uno de los casos más extraños de la historia del cine, que sólo se ha repetido en los últimos tiempos, sobre otro tema, como una posible invasión alienígena con “Día de la Independencia y Marte Ataca”; historias similares desde puntos de vista diferentes y rodados con escasa diferencia de tiempo.

Lo interesante de ambos filmes es que demuestran la fragilidad de la estructura de defensa nuclear de Norteamérica, un error de comunicación, un apresuramiento, o un loco, como en este caso, pueden desatar el holocausto. Pero mientras que Punto Límite se centra en el dramatismo y los cargos de conciencia de los hombres a cargo de la seguridad nacional americana, Dr. Strangelove… se regodea con lo absurdo de la guerra nuclear.

Es una comedia muy inteligente, pero no es una película que haga reír. Lo triste del tema es que muchos personajes que deambulan en el film deben ser ciertos, y eso impide la carcajada. Ciertamente hay escenas que uno disfruta más que otras, como por ejemplo: la caída de la bomba con el Mayor Kong cabalgándola como si fuera en un rodeo, momentos icónicos que ya pertenecen a los anales del cine.

REFLEXIÓN FINAL

Desde la Guerra Fría abundaron las fantasías de una III Guerra Mundial que, mediante esa Destrucción Mutua Asegurada de rimbombante nombre y desolador significado, podría acabar con todo. Eran fantasías que iban de la sátira antibélica al esfuerzo propagandista más o menos disimulado, de la ciencia-ficción radioactiva al cine de espionaje de consecuencias imprevisibles.

El cine es y ha sido siempre -como el resto de artes y formas de expresión- un espejo donde los seres humanos reflejamos nuestras inquietudes y nuestras esperanzas, nuestros temores y nuestros deseos. Hay algunas películas que nos muestran de forma bastante verosímil las consecuencias de un holocausto nuclear, siempre limitadas por el nivel de conocimientos de la época en que se realizó cada una de ellas. Por ejemplo, en algunas no aparece el invierno nuclear como una de las consecuencias del desastre, ya que en ese momento aún no se había descubierto este pernicioso efecto.

El PELADO Investiga

Fuentes:
espinof.com
scifiworld.es/
filmaffinity.com/es/
elpelado.com.ar
@elrincondegustab100
@filmSCHOOLarchive
@lungbarrow6407
@Reddebrek46
@MrRhar1

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