¿Qué es el Efecto Mandela?

Dejarnos llevar por las creencias masivas puede llevarnos a creer en grandes mentiras. La naturaleza constructiva de nuestra mente hace que sea posible para nosotros mismos engañarnos, incluso sin que nos demos cuenta de ello. El EFECTO MANDELA es una prueba de ello.

¿Cómo? ¿Que todavía vive? No es tan raro escuchar esta pregunta en una reunión familiar o alguna tarde en un restaurante. Siempre hay alguien que cree recordar algún suceso que no tuvo lugar tal y como se relata. De hecho, existen los falsos recuerdos y no solo a nivel individual. También una muchedumbre puede recordar colectivamente de forma incorrecta, y cuando eso ocurre se habla del Efecto Mandela.

Efecto Mandela es un término que acuñó la bloguera Fiona Broome hace ya algunos unos años. Como ella misma contaba, había mucha gente a su alrededor, incluida ella misma, que recordaba haber visto por televisión exactamente el momento en el que Nelson Mandela murió en la cárcel. El funeral en su honor y todo lo demás. En realidad, Mandela sobrevivió al presidio, alcanzó la presidencia de Sudáfrica poco después y disfrutó de una larga vida hasta su fallecimiento, en 2013, a los 94 años.

Los ejemplos del fenómeno pueblan las redes, especialmente desde agosto de 2015, momento en el que el término ha empezado a extenderse. Un ejemplo de ello, esa famosa imagen de aquel hombre que se puso delante de los tanques como señal de paz. Según varios espectadores del hecho, el tanque acabó arrollando al hombre chino, pasando por encima de él y dejando incluso un charco de sangre. Para sorpresa de todos ellos, cualquier video en YouTube muestra como el tanque se detuvo ante el hombre durante un largo rato antes de que otros civiles se llevaran consigo al manifestante, intacto.

Lo bueno de este fenómeno es que, gracias a su vida en Internet, ha ayudado a que los ejemplos del efecto se extiendan a miles de anécdotas grupales y personales. Y también a que un montón de gente empiece a buscar las explicaciones en áreas alejadas del terreno científico. ¿Y si todo se tratase de una conspiración? Entre las posibles justificaciones al Efecto Mandela, en una de sus páginas oficiales lo achacan a un fenómeno cuántico por el cual la conciencia es capaz de viajar por distintos universos paralelos y las personas que experimentan estos recuerdos podrían no estar en su universo de origen.

Teorías aledañas sugieren que la conciencia humana se mueve por reglas y leyes del universo cuántico y que por eso tener recuerdos de otras realidades, de mundos paralelos, es posible. Es decir, que existen realidades alternas muy similares entre sí pero que dejan pequeños puntos de error que nos hacen sentir incómodos al descubrirlos. Para otros, el mundo es un software, y el Efecto Mandela son los clichés que nos dan la pista del sistema en el que vivimos. Son fallos en la Matrix. Al final del video voy a mostrarte tres ejemplos de los muchos que se le atribuyen a El Efecto Mandela… ahora vamos a ver siete posibles explicaciones que le aplican al fenómeno:

Efecto de la desinformación: si no tienes un recuerdo profundo de un hecho concreto, alguien te cuenta lo que ocurrió en ese momento y eso que te dice es mentira, es posible que tu memoria fije como cierto ese hecho falso basado en lo que te ha contado otra persona.

El sesgo de confirmación: nuestra mente tiende a buscar, interpretar o recordar información de manera que confirme nuestras creencias o hipótesis. Cuanto más te atraiga el Efecto Mandela, más agujeros verás en el pasado que confirmen este efecto.

Criptomnesia: nuestro cerebro a veces puede colocar cosas que hemos imaginado en el lugar de la memoria. Así empiezan muchos Efectos Mandela, con alguien que imaginó cierta cosa y luego se lo comentó a los demás.

Falsa atribución a la memoria: aunque los hechos no cambian, pueden ser erróneos. Si desde siempre habías oído que al hombre que se detuvo frente al tanque le arrollaba (aunque es falso), es normal que, cuando te digan que eso no fue así, «visualices» esa escena. Nuestras mentes no están predispuestas por naturaleza para aceptar nuevas interpretaciones de cosas que dábamos por seguras.

Falsa memoria: trastorno mental común entre los afectados por el estrés postraumático, a veces, si hemos vivido algún hecho perturbador, nuestro cerebro adapta lo vivido a unos nuevos recuerdos más aceptables (esta sólo podría ser una respuesta circunstancial a algunos de los episodios del Efecto Mandela que afectan sólo a la memoria particular de una persona).

Disonancia cognitiva: como en la mala atribución de la memoria, si algo que te cuentan contradice tu interpretación de una dimensión de la realidad (como puede ser un recuerdo o tus creencias ideológicas más firmes) tu cerebro rechazará esa nueva interpretación y la información que la acompañe.

Confabulación: efecto que sufren algunas personas por el que producen de forma inconsciente recuerdos incorrectos sobre los detalles más triviales (esto se percibe en la mayoría de los Efectos Mandela), aunque podría llegar a nuevos recuerdos más complejos. Por lo general, la gente que lo sufre son personas extremadamente confiadas en sus recuerdos y normalmente se resisten a cualquier evidencia contradictoria.

A continuación quiero dejarles tres ejemplos de desinformación a lo largo de los años, y no son exactamente ejemplos de Efecto Mandela. Pero seguro que recuerden de forma incorrecta líneas icónicas de clásicos del cine, aquí les traigo tres que son muy significativos:

“Espejito, espejito… ¿Quién es la más bella del reino?”. Esta frase de la película de Blancanieves pronunciada por la malvada reina es una de las más famosas de la historia del séptimo arte y, por asombroso que parezca, jamás ha existido. La reina nunca dice “espejito, espejito” en toda la película. (Escúchenlo y véanlo ustedes en el video que realice sobre el Efecto MANDELA).

“Luke, yo soy tu padre”. Una frase pronunciada por Darth Vader en El Imperio Contraataca, que representa uno de los giros de guion más famosos de la historia del cine y que, de nuevo, jamás ha existido. Darth Vader nunca dice “Luke, yo soy tu padre”. (Escúchenlo y véanlo ustedes en el video que realice sobre el Efecto MANDELA).

Por último quién no recuerda haber visto o leído que el 22 de noviembre de 1963, John F. Kennedy, el trigésimo quinto presidente de los Estados Unidos, fue asesinado mientras circulaba en el coche presidencial en su visita a Dallas. Y en el auto en el que viajaba, ¿cuántas filas de asientos había? Dos, como en cualquier coche, ¿no? Pues no. Había tres filas de asientos. Mira bien la fotografía…

Dejarnos llevar por las creencias masivas puede llevarnos a creer en grandes mentiras. La naturaleza constructiva de nuestra mente hace que sea posible para nosotros mismos engañarnos, incluso sin que nos demos cuenta de ello. El efecto Mandela es una prueba de ello. Afortunadamente, la psicología nos permite esclarecer la explicación científica detrás de aquello a lo que erróneamente se le pueden atribuir causas paranormales.

Fuentes consultadas:
https://www.awenpsicologia.com
https://magnet.xataka.com
https://www.goethe.de

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