¡NADA!

Creo que mientras sigamos consumiendo todo lo que las redes sociales nos ofrecen con esa enormidad de generadores de contenidos o como se les llama “Influencer” o como los califico desde ahora, generadores de ¡NADA!, más que un futuro apocalíptico, no veo un futuro para el Homo sapiens… el único sendero que deslumbro para esta humanidad que ha cortado su hilo primordial con la Divinidad, y a elegido al nuevo soberano de este mundo…

Reflexionando sobre el estado de nuestra sociedad actual, donde se divierte, se entretiene, se distrae, se alegra, se deleita simplemente consumiendo contenidos que no le proporcionan… ¡NADA! es que quiero analizar este patrón que cada día que pasa nos enferma y nos conduce a un vórtice en el cuál no hay retorno y donde no hay… ¡NADA!

Desde que en el año 1995, con la aparición de la Internet, esa idea de red social que ha emigrado hacia el mundo digital y empezado a tomar forma, a través de un sitio llamado classmates.com, que aún existe, su propósito nostálgico si así quieren llamarlo, era ayudar a sus usuarios a encontrar amigos y compañeros de estudio, sea de clase de jardín de infantes, primaria, secundaria o universidad.

Pero en este siglo 21 en el que vivimos, sabemos que no es así, (bueno es lo que pienso, quizás estés de acuerdo o no) no han servido para encontrar amigos, sino para separarnos, para encerrarnos, dividirnos y escondernos detrás de un monitor de un ordenador o de un dispositivo y comenzar a formar grupos, a dar me gusta a cualquier video, fotografía, meme, o frase de algún filósofo importante o actor o quienquiera que sea que nunca la dijo y ni siquiera es de él, pero dentro de ese ego tan poco valorado que tenemos los seres humanos y para pertenecer y aparecer y ser tenidos en cuenta, le damos un “me gusta” o le ponemos un emoticón de un corazón o una sonrisa y ni siquiera lo hemos leído y ni entendemos lo que dice…

Hay una película “La Historia sin Fin”, estrenada el 6 de abril de 1984, entre una coproducción entre Alemania Occidental y los Estados Unidos del género fantástico, donde su historia nos cuenta que la NADA ese vacío, eso terrible que crece haciendo más grande a lo que pierdes, la NADA lo destroza todo. Por ello, existe solo el guerrero más valiente en el Reino de Fantasía puede luchar contra ella, Atreyu. Pero recién hoy, 37 años después, me doy cuenta para afirmar que esta película de fantasía, me ha dado razones para decirles que la ¡NADA! se ha instaurado y nos controla ¿De dónde saco esa teoría? Simple, muy simple… enciende la televisión, conéctate a tu operador de cable y comienza a buscar el vasto y demandante listado de canales que te ofrecen y conducen a una enormidad de contenido que no genera… ¡NADA!

Desde programas de opinión u otros donde observas a una abogada o una jueza analizando los conflictos entre personas, historias absurdas, estúpidas, vacías y huecas que al término del programa piensas (si lo haces) ¿Qué me dejo? ¡NADA!

O porque no, los famosos reality donde las personas que quieren o tienen talento para cantar (bueno algunos no todos) ahí los ves que van peleando por permanecer y ser los ganadores de un concurso para llegar a ser una estrella pop o del ritmo que desee pero al final, terminan siendo… ¡NADA!

O te detienes a mirar a una veintena de muchachos y muchachas de cuerpos perfectos, hermosos, bellos, radiantes y bueno mucho más, que conviven todos juntos y comienzas a ver sus bajezas, miserias, lo peor del ser humano, pero no para crecer y superarse y ser mejores personas, (¡No que pensaban!), el tema final es cómo bien lo plantea otra película del año 1986 y me refiero a HIGHLANDER donde, no sé si se acuerdan, que luego de la batalla final entre antagonista y protagonista, uno de ellos le corta la cabeza al otro y así obtiene el “Premio”, junto con la deseada mortalidad, eso es lo que la peli nos deja, en cambio estos programas de chicos y chicas, después de matarse, (sin necesidad de cortarse la cabeza), la recompensa final es que debe quedar uno… y al poco tiempo te das cuenta que en síntesis donde los dejo y te dejo parado es… en la ¡NADA!

O programas donde ves a dos personas en una isla desierta sin ninguna ayuda ni utensilios o tecnología actual y moderna para sobrevivir, pasando los retos que les ponen, (sí, vos me podes decir, «¡bueno pero ves cómo intentan sobrevivir en un territorio hostil», etc, etc, etc… sic) al final terminas dándote cuenta que no te ha transmitido… ¡NADA!

O vez algún famoso que viene a exponer su verdad, su historia, sus relaciones, sus logros y fracasos, donde no le importa denigrar y destruir a la otra persona, injuriándola, desprestigiándola y al término de esos programas que duran un ciclo y beneficiaron al susodicho, al productor y al canal que indujo a muchas personas a que consuman las vivas declaraciones de esa “víctima mediática” pero cuando terminan a donde nos condujeron… a la ¡NADA!

Muchos o la mayoría me dicen cuando planteo esta realidad, escucho esas frases hechas y que tampoco conducen a ¡NADA! “Me divierte” “Me entretiene” “Me hace olvidar un poco la realidad en la que estoy viviendo” y podría seguir, pero pienso, que bajo intelectualmente hemos caído, cómo nos hemos permitido llegar a este estado de involución, de control de nuestras emociones, parezco quizás un poco dramático y hasta conspiranoico (eso se lo dejo a Ignacio Bucsinszky, el director del portal de noticias de La Productora, ANUNCIAR Informa, no es mi caso) ¿Cómo hemos dejado que nos ganen a través de las emociones? Y por ellas llegar a conducirnos como en “EL FLAUTISTA DE HAMELÍN”, esa leyenda alemana, documentada por los Hermanos Grimm, y así nos van conduciendo como ratas, no a un abismo, sino por ese camino que conduce a la ¡NADA!

Pero no solo observas este patrón de cómo la ¡NADA! ha invadido nuestra vida, nuestro entorno, no solo la televisión, no solo la radio o las redes, también se ha insertado en la palabra escrita: se ponen de moda centenares de bibliografía que, sus autores dicen, que te ayudan a superar tus problemas y a encontrarte contigo mismo, reflexionando de que los problemas no existen, sino que vos sos el problema y en síntesis terminas dándote cuenta que todo eso te conduce a donde… a la ¡NADA!

La humanidad ha perdido el camino, el rumbo y desde los ámbitos de poder, económico, político y religioso, nos conducen a la ¡NADA! Y lamentablemente les puedo asegurar que no tenemos a un NEO como en la película MATRIX, o a un JOHN CONNOR ese personaje de ficción en el universo de la saga TERMINATOR, en esta estamos solos, no es que no tenga fe ni mucho menos, pero si no hacemos algo pronto, nos despertaremos y ya no tendremos la opción de elegir entre la pastilla azul o roja para despertar a la realidad o seguir en la MATRIX.

Creo que mientras sigamos consumiendo todo lo que las redes sociales nos ofrecen con esa enormidad de generadores de contenidos o como se les llama “Influencer” o como los califico desde ahora creadores de ¡NADA!, más que un futuro apocalíptico, no veo un futuro para el Homo sapiens… el único sendero que deslumbro para esta humanidad que ha cortado su hilo primordial con la Divinidad, y a elegido al nuevo soberano de este mundo… ¡No, espere!, ¡No estoy hablando de ese que todos conocen y que dice ninguno creer!, ¡Si ese, el diablo, Lucifer o Satanás! o como usted quiera llamarle… pero El Pelado Investiga sabe cómo se llama, tome nota y guárdelo celosamente y en secreto, porque cuando sepan que lo has descubierto vendrán por vos… recuérdalo y memorízalo… su nombre es ¡NADA!

Quizás este análisis no te dejo ¡NADA! quizás yo mismo este inserto en la ¡NADA! y soy utilizado para conducir a muchos a la ¡NADA! Porque lo digo, porque genero contenidos que intentan llevarte por otro camino, pero vos preferís el otro… el que te lleva a la ¡NADA!… Acuérdate del final de la película, “EL ABOGADO DEL DIABLO” (una de las mejores que Hollywood presento sobre el demonio, mi clasificación 10) Al final de la misma, cuando en vez de pactar con el Diablo, Keanu Reeves, (ese joven abogado de Florida, excepcionalmente exitoso) se suicida, delante de su padre, Satanás (interpretado BRILLANTEMENTE, perdonen la mayúscula, por Al Pacino como John Milton, su padre, el demonio), donde, su hijo simplemente toma una decisión… equivocada o no, pero que no se llama ¡NADA! sino que se llama libre albedrío, algo que la ¡NADA! nos hizo olvidar y ocupo su lugar.

El Pelado Investiga
Preocupado por NADA

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